“Un puto día duró…”: del casamiento al falso viaje al sur, la historia que reconstruyó la fiscalía
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“Un puto día duró…”: del casamiento al falso viaje al sur, la historia que reconstruyó la fiscalía

En su alegato de clausura, el fiscal Martín Bogado hilvanó chats, audios y pericias para mostrar cómo el casamiento con César Sena, el rechazo de Marcela Acuña y el invento de un viaje a Ushuaia habrían sido las piezas de un plan que terminó con Cecilia Strzyzowski asesinada, quemada y reducida a cenizas.


13/11/2025
 /  libertaddigital.com
 -  Sociedad  /  Redacción: Gabriel Bobis

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Libertad Digital

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El Centro de Estudios Judiciales estaba en silencio cuando Martín Bogado empezó a hablarle al jurado popular de Cecilia en tiempo presente. No de una víctima de expediente, sino de una chica “que tenía muchos sueños, que creía en las personas y que creía en el amor”.

“Cecilia creía que iba a ser feliz con César Sena. Estaba enamorada, pensaba en un futuro junto a César. Pero lamentablemente se cruzó con las personas equivocadas”, planteó el fiscal, mirando uno por uno a los doce ciudadanos que en pocas horas deberán decidir el destino de los Sena y del resto de los imputados.

Ahí mismo marcó un punto de quiebre: “El casamiento fue el punto de partida para todo lo que vino después”.

 

Se casaron el 16 de septiembre de 2022. Veinticuatro horas después, según los mensajes exhibidos en el juicio, la vida de Cecilia ya estaba en otra escena: su flamante marido le pedía divorciarse, y la mano que empujaba esa decisión tenía nombre y apellido: Marcela Acuña.

“Un puto día duró mi matrimonio. Mi suegra me odia”

Para sostener esa idea, Bogado reconstruyó frente al jurado las conversaciones que Cecilia mantenía con su amigo Ronan Amarilla. Leyó en voz alta: “En serio creí que podía ser feliz, pero un día duró mi matrimonio, un puto día. Me pidió indirectamente el divorcio. Mi suegra le ofreció dejarle todo y darle todo si nos divorciamos. Mi suegra me odia”.

En otro tramo, repasó cómo Cecilia intentaba entender el lugar en el que la habían dejado: “Estoy desilusionada, siento que fue un error todo. Él no hace nada y mi suegra me odia”.

Para Bogado, esos mensajes no son solo el desahogo de una joven devastada, sino la radiografía de una dinámica de poder: una suegra que nunca la aceptó, un marido sometido a esa voluntad y una chica que, aun así, insistía en salvar la relación.

También citó una respuesta de Cecilia a un audio de César donde deja claro quién era, según ella, el verdadero problema: “No me voy a esforzar más porque tu madre me acepte, porque no soy lo que ella le gusta y nunca lo voy a ser. Te amo a vos, pero no a tu familia”.

No quería ser “piquetera” ni lavar dinero

La fiscalía insistió en que el rechazo de la familia Sena no era solo personal, sino también ideológico y económico. Bogado recordó que Cecilia “no quería ser piquetera”, que no quiso ponerse la remera del Che Guevara cuando llegó a la casa de los Sena, y que buscaba otra vida para ella y para César.

El fiscal hiló ese dato con el emprendimiento del café “Gato Negro”, que ambos encararon después del divorcio. Según el relato de la tía abuela, Mercedes Valois Flores, todo marchaba bien hasta que César le planteó a Cecilia que el local ya estaba “en condiciones de lavar dinero”.

La reacción de ella fue contundente: se negó. Para Bogado, esa negativa “le salió cara”:

“No quería esa vida, lo quería sacar a César de ese contexto. Y a partir de ahí, la tensión con la familia escala”.

Violencia en la camioneta y el miedo a morir

El alegato también llevó al jurado a un episodio clave, ocurrido casi un mes antes del crimen. El 3 de mayo de 2023, durante una discusión en la camioneta, César habría reducido físicamente a Cecilia con una maniobra de artes marciales que ella misma describe como “la guillotina”.

Bogado recordó los mensajes en los que Cecilia se lo cuenta a Ronan: “Hoy tuve miedo porque vi mi vida delante de mis ojos”.

Para la fiscalía, ese hecho no fue un incidente aislado, sino un antecedente directo de la violencia femicida que ocurriría el 2 de junio. Desde entonces, dijo el fiscal, “empieza a gestarse la idea del viaje”: una supuesta oportunidad en el sur que aparece como algo más que una simple propuesta.

El viaje que nunca existió: “Sin cuerpo no hay delito”

El fiscal conectó los mensajes de Cecilia a su madre, Gloria Romero, a Ronan y a la psicóloga con una frase que quedó flotando en la sala: “le inventaron el viaje”.

La propuesta, según la prueba reconstruida en el juicio, fue presentada como una oportunidad dorada: trabajo en el sur, 350 mil pesos, la posibilidad de estudiar y, sobre todo, alejarse de la provincia y del conflicto con la familia de César.

La clave, para Bogado, es quién impulsó ese plan: Marcela Acuña.

Cecilia llega a decirle a su madre que la propuesta venía de su suegra, la misma suegra que “la odiaba” y que había presionado por el divorcio. Gloria, según lo relatado en el juicio, le respondió: “Vete de esta provincia pobre, volá lejos del entorno”. Y Cecilia se convenció: empezó a preparar valijas, buscó chocolaterías en Buenos Aires, miró vuelos, consultó si necesitaba pasaporte.

Mientras tanto, otra escena se proyectaba ante los jurados: la que describieron Gloria y  Mercedes cuando recordaron una frase atribuida a César: “Negá, negá, porque sin cuerpo no hay delito”. Y otra más: lo que, según los testigos, decía cuando hablaba de hacer desaparecer a alguien: que le inventaban un viajecito y “terminaba la chanchería”.

“Esa afirmación resultó ser una confesión porque le inventaron el viaje”, dijo Bogado.

Antes, durante y después: el rompecabezas del 2 de junio

Fiel a la metáfora que usó al inicio del juicio, el fiscal volvió al “rompecabezas”:

  • El 1 de junio, Cecilia sale de la casa de su abuela, se va con César, pasan por el café y terminan en el motel Ruta 99.
  • La mañana del 2, regresan a Santa María de Oro 1460. Según las cámaras, Emerenciano sale entre las 7 y las 7.30; Marcela lo hace a las 9.11. Tres minutos después, 9.14, ingresan César y Cecilia.
  • En alguna de las habitaciones de planta baja, afirma Bogado, César la mata.
  • Los rasguños en su cuello y brazo, que vieron los testigos, serían la marca de la defensa de Cecilia.
  • Después, llega el tramo que el fiscal llama “la segunda parte del plan”: seguir con la rutina, llamar la menor atención posible y borrar rastros.

Ahí irrumpen los mensajes de Emerenciano a Gustavo Obregón y de Marcela a Fabiana González, las instrucciones para que “cuiden” a César, el dinero reservado para Obregón, la sospecha explícita de que el joven “tenía un drama” y el apuro por “sacar eso” de la casa antes de las 19.30.

La palabra “basura” aparece en esos chats. Para la fiscalía, no se referían a bolsas comunes: se referían al cuerpo de Cecilia.

“Lo mismo de siempre” y “cenizas, polvo de Cecilia”

Bogado también levantó el peso de los testigos que no pertenecen al círculo de poder de los Sena. Entre ellos, el de Rosana Ferreira, la mujer que planchaba en la casa, que dijo haber visto a Marcela “rara” desde el primer momento; y el de los peritos que ubicaron sangre de Cecilia en la cama, el colchón y el piso de una habitación.

Recordó la frase que Rosana escuchó cuando Obregón respondió un llamado: “Lo mismo de siempre”.

En ese contexto, el fiscal le preguntó al jurado: “¿Dónde terminó Cecilia?”. Y se respondió: en la “chanchería”, como había dicho César en aquellas charlas que hoy adquieren otro sentido.

La secuencia que trazó desde ahí es conocida pero no menos brutal: el bulto de gran tamaño cargado en la Hilux blanca, el viaje al Campo Rossi, el fuego sostenido, los restos óseos calcinados, el dije encontrado en la zona de Quemazón, las bolsas con cenizas arrojadas al río Tragadero, la valija y los teléfonos quemados en el descampado, el cambio de celular, la cama y el colchón sacados de la casa, la billetera de Cecilia quemada y hallada en una bolsa de basura.

“Autopsia no hubo, certificado de defunción tampoco —admitió Bogado—. Dejaron cenizas, polvo de Cecilia. El certificado de defunción va a salir ahora, cuando ustedes terminen este juicio”.

“La mataron y creyeron que su poder los haría impunes”

Sobre las declaraciones públicas de Marcela Acuña, el fiscal fue directo: recordó cuando, frente a cámaras, dijo que Cecilia “tenía que aparecer” y que “no puede desaparecer de la faz de la tierra”, para luego remarcar que, en este juicio, la propia dirigente social admitió que mintió para encubrir a su hijo.

“¿Por qué creerle ahora?”, se preguntó ante el jurado. “La verdad está a la vista de todos ustedes y nadie se hace cargo”.

En el cierre, Bogado dejó de lado las frases técnicas y volvió a la historia: una chica enamorada que creyó que iba a empezar una vida nueva con su marido, que quiso sacar a ese marido del entorno que lo rodeaba, que se resistió a lavar dinero, que no aceptó el rol que le ofrecían y que se aferró a la ilusión de un viaje que nunca existió.

“Cecilia Trzyzowski tenía nombre, apellido, sueños y proyectos. Hoy —dijo el fiscal— su madre y su abuela piden justicia. Y por eso les voy a pedir el veredicto de culpabilidad”.

Pidió que el jurado declare a César Sena culpable como autor de homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género (femicidio); a Marcela Acuña y Emerenciano Sena, partícipes necesarios; y a Fabiana González, José Gustavo Obregón, Griselda Reinoso y Gustavo Melgarejo, culpables por encubrimiento agravado.

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