De la foto única al registro infinito: Pablo Caprarulo analiza la transformación de la fotografía
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De la foto única al registro infinito: Pablo Caprarulo analiza la transformación de la fotografía

El fotógrafo chaqueño Pablo Caprarulo visitó el estudio de Radio Libertad y habló sobre los cambios en el sentido y en la práctica de la fotografía, el rol del fotoperiodismo en contextos de represión y la importancia de lo colectivo en un oficio cada vez más precarizado.


19/08/2025
 /  libertaddigital.com
 -  Sociedad  /  Redacción: Soraya Casco

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La foto en el bolsillo de todos

“Desde la creación de la fotografía hasta hoy, la disciplina se transformó en una forma de expresión y comunicación que todos tenemos en el bolsillo”, sostuvo Caprarulo, en alusión al celular como cámara permanente.

El fotógrafo recordó que antes, las imágenes eran un lujo: “Cuando nace la fotografía era algo para gente que tenía plata. Hoy todos llevamos una máquina de hacer fotos en el bolsillo”.

En su repaso generacional, trazó un contraste elocuente: “Yo tengo una sola foto de la infancia de mi abuelo, y de mi bisabuelo apenas una de adulto. Antes no había forma de registrar la cotidianidad. Hoy, en cambio, lo registramos todo, pero muchas veces sin un filtro que nos permita decidir qué vale la pena conservar”.

Entre el registro y la experiencia

Caprarulo advierte sobre el exceso de registro en la era de las redes: “Pasa mucho en los recitales: se ven lucecitas de celulares y la gente vive el momento a través de la cámara. No está tan bueno eso. Lo mejor de la vida pasa por fuera de la cámara”.

Para él, fotografiar implica hacerse una pregunta clave: ¿Hace falta que haga esta foto? “Si vas a un recital con 800 mil personas filmando lo mismo, y encima después va a aparecer en YouTube editado y en mejor calidad, ¿qué sentido tiene? Hoy la fotografía también está forzada por las redes sociales como un testimonio de presencia.

Preferencias y adrenalina

Aunque reconoció haber incursionado en distintos estilos, Caprarulo es claro sobre sus gustos: “Lo que más me aburre es la foto de la naturaleza. Obvio que si querés hacer una buena foto tenés que estudiar la luz, esperar el momento. Pero a mí me atrae más la calle, la adrenalina”.

Ese vértigo, explicó, no es solo estético: “Hay momentos en los que te olvidás que estás trabajando y entrás en un estado superior. Ahí aparece la magia”.

Fotografía y represión

El oficio también tiene riesgos. “La policía siempre fue lo que fue. A mí me dispararon una bala de goma a un centímetro del ojo en Buenos Aires, en tiempos de Cristina presidenta. No tiene que ver con afinidades políticas, sino con una institución que aún arrastra prácticas muy violentas, denuncia.

Hoy, aseguró, la situación es más grave: El fotoperiodista se convirtió en un objetivo directo de la represión. A Rodrigo Abd lo hirieron con un chorro de agua a corta distancia; a Pablo Grillo lo atacaron por hacer lo que ama. No importa si trabajás para un medio grande o sos independiente: el poder sabe que una foto puede ser una prueba que no les conviene”.

Con crudeza lo resumió: “Somos la mosca en la sopa”.

Frente a ese contexto, Caprarulo subrayó el valor de la solidaridad: “La forma de atravesar esto es en lo colectivo. Siempre digo: hay que rescatar la parte humana antes que la fotografía. Si un compañero está en peligro, hay que olvidarse de la foto”.

De la pasión al trabajo

Su vínculo con la cámara llegó de grande: “A los 30 agarré una cámara y fue como cuando se abren las aguas del mar. Fue una de las pocas cosas que me apasionó desde el principio y me sigue apasionando”.

Hoy trabaja para medios locales y nacionales como Télam, Clarín y La Nación, aunque relativiza el logro: “No es que la pegué y me salvé. Sigo trabajando día a día. La mayoría de los fotógrafos hacemos fotos por pasión, muchas veces sin que haya atrás un medio que te pague.

El desafío colectivo: FO.B.I.A.

Consciente de las dificultades del mercado laboral, Caprarulo impulsa junto a colegas el colectivo FO.B.I.A. (Fotógrafos Organizados Buscando Imágenes Alternativas). “Los diarios tienden a desaparecer, y el fotógrafo hoy tiene que hacer de todo: fotos, videos, notas. Si queremos poner el foco en la fotografía, no queda otra que juntarnos y remar juntos”, explicó.

La iniciativa ya tuvo presencia en encuentros nacionales de medios alternativos. “Lo colectivo siempre cuesta, pero es un espacio para que compañeros y compañeras que no tienen la suerte de trabajar todos los días con la cámara puedan publicar y compartir su mirada”, concluyó.

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