Libertad Digital
En la Argentina digital de los últimos años hay un personaje que creció desde la periferia hasta convertirse en un actor central del debate político: el Gordo Dan. Detrás del seudónimo está Daniel Parisini, médico genetista tucumano que, sin militar en la política tradicional, terminó erigiéndose como uno de los defensores más férreos de Javier Milei en el universo virtual.
Su nombre se viralizó primero en Twitter (hoy X), donde comenzó a ganar notoriedad bajo el alias “Oso Gordo Intenso”. Entre ironías, posteos provocadores y un estilo combativo, logró instalarse como referencia de la comunidad libertaria en redes sociales. Pero con el tiempo dejó de ser solo un agitador digital: su voz pasó a tener peso real dentro del ecosistema oficialista.
De genetista a tuitero influyente
Parisini se formó como médico genetista en la Universidad Nacional de Tucumán. Sin embargo, la política y el debate público lo atraparon más allá del consultorio. En 2020 se consolidó como “el Gordo Dan” y construyó un personaje que combina sarcasmo, ataques frontales a la oposición y un discurso fuertemente antiperonista y anticomunista.
Ese estilo, celebrado por unos y detestado por otros, lo convirtió en una figura polarizante: un comandante digital que, desde su teclado, articula apoyos, difunde consignas y, según algunos analistas, llega a marcar agenda dentro del propio Gobierno.
Entre el fervor y la polémica
No es casual que la prensa internacional lo describa como el “troll comandante en jefe” del mileísmo. En los últimos meses, publicaciones suyas precedieron movimientos concretos de la gestión: críticas a funcionarios que poco después fueron desplazados, advertencias hacia sectores internos y hasta la creación de un colectivo digital que él mismo bautizó como “Las Fuerzas del Cielo”.
Pero su estilo también lo llevó a cruzar límites. Tuvo enfrentamientos con dirigentes de peso —como el senador Luis Juez—, generando repudios incluso dentro de la Casa Rosada. Y aunque el Gobierno intentó tomar distancia en algunos episodios, la comunidad libertaria salió en bloque a respaldarlo, reforzando su lugar como referente.
Un síntoma de época
El caso del Gordo Dan es más que la historia de un médico devenido influencer. Es un ejemplo claro del poder de las redes sociales en la política argentina actual: voces sin cargo formal que logran influir en la conversación pública, disciplinar a los propios y condicionar a los adversarios.
En un país donde la calle siempre fue el termómetro de la política, ahora también lo son los posteos. Y el Gordo Dan, con su estilo frontal y su ejército digital detrás, es la prueba viviente de que en la era Milei la militancia se libra tanto en el Congreso como en el timeline.
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