Libertad Digital
Especialistas del CONICET y otros organismos descubrieron una nueva especie de “killi de lluvia”. Llevaron a cabo el estudio en el que además analizaron las relaciones evolutivas de este grupo de peces, redefiniendo su estructura taxonómica y creando cuatro nuevos géneros.
Un reciente trabajo, en el que participaron investigadores del CONICET, el Museo Nacional de Historia Natural de Montevideo, el Museo de La Plata y personal de Parques Nacionales, ha revelado el descubrimiento de una nueva especie de “killi de lluvia”. Este grupo de peces pequeños habita en humedales temporarios que se secan completamente durante una parte del año. En ese momento, los adultos mueren, pero sus huevos resistentes a la sequía permanecen enterrados durante meses hasta que la charca se llena nuevamente con las lluvias.
La nueva especie de este grupo fue hallada en una charca estacional en la selva del norte de Misiones, perteneciente a la cuenca Media del río Paraná. Esta nueva especie, llamada “Argolebias guaraní”, ha sido publicada en la revista Zoological Journal of the Linnean Society.
“Argolebias guaraní” se distingue de otras especies del grupo por una serie de características que incluyen una coloración única que destaca por presentar pequeñas manchas verdeazuladas iridiscentes que cubren todo el cuerpo de los machos.
La investigación también examinó las relaciones evolutivas entre las especies del grupo utilizando evidencia genética y anatómica, lo que permitió crear una nueva estructura taxonómica del grupo con once géneros, incluyendo cuatro nuevos. De este modo, el estudio proporciona una mayor claridad sobre la evolución y las características de estos animales singulares.
Según los autores, los resultados de esta investigación podrían ser relevantes para el desarrollo de futuras estrategias de conservación de los “killis de la lluvia” y sus hábitats. Los especialistas también destacan que la identificación de la nueva especie resalta la importancia de conservar la región donde se realizó el hallazgo y subrayan la necesidad de proteger la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos de Sudamérica, especialmente los humedales temporarios.
Felipe Alonso, primer autor del estudio e investigador del CONICET en el Instituto de Bio y Geociencias del NOA (IBIGEO, CONICET-UNSa), destaca la importancia de este tipo de investigaciones para comprender el funcionamiento de la evolución: “Estos estudios nos permiten entender mejor los procesos evolutivos, relacionando aspectos como el comportamiento, la anatomía, la ecología y la geología para reconstruir procesos históricos y comprender cómo funciona la evolución biológica”.
Los “killis” son un grupo extraordinario de peces pequeños que a lo largo de la evolución han logrado adaptarse y colonizar ambientes en los que muy pocos peces pueden sobrevivir: los humedales estacionales. Según explican los investigadores, son peces conocidos por presentar distribuciones geográficas acotadas, al punto que aproximadamente la mitad de sus especies se encuentran amenazadas de extinción, siendo de hecho el grupo de peces más vulnerable de Sudamérica.
El reciente estudio plantea una nueva hipótesis sobre las relaciones de parentesco (filogenia) y los patrones evolutivos de más de 50 especies de peces del género Austrolebias que habitan en la cuenca del Plata y zonas adyacentes. Esta se basó en el análisis de diez genes y 191 caracteres morfológicos, incluyendo al 90% de las especies conocidas del género. Como consecuencia de la nueva estructura taxonómica propuesta en el trabajo se crearon cuatro nuevos géneros: Matilebias (denominado en homenaje a Matías Pandolfi, un científico del CONICET que estudió intensamente la fisiología y el comportamiento de los peces y falleció en 2021); Garcialebias (dedicado a Graciela García de Uruguay, quien ha contribuido al conocimiento sobre la genética y la diversificación de los killis sudamericanos); Amatolebias (por Luis Amato, un investigador y acuarista uruguayo fallecido en 2019) y Titanolebias (en referencia a los titanes de la mitología griega).
“Estos estudios tienen implicaciones prácticas, ya que ayudan a visibilizar la vulnerabilidad de ambientes tan particulares como los humedales temporarios, proporcionando información relevante para proteger y conservar estos ecosistemas, algo que lamentablemente no ocurre en nuestro país”, concluye Alonso, que, al igual que la mayoría de los autores del estudio, también es miembro de la Fundación Killifish.
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