El duelo: la importancia de atravesarlo y aprender a volver a vivir

“A veces hay duelos relacionales, duelos de distancia, de proyectos que no se dan, otros que tienen que ver con la edad y pérdida de condiciones físicas, etc. Todos tienen sus características específicas, pero son duelos en sí. Básicamente, es el proceso que viene posterior a una perdida, es aprender a vivir después de eso” comentó Gabriela.

Explicó que las etapas del duelo son dinámicas, que no es un proceso lineal o cronogramado, pero cuando los síntomas persisten prolongadamente en la misma instancia, o, en vez de disminuir se acrecientan, ya se habla de un duelo patológico y ahí es importante pedir ayuda. “Cuando la pérdida fue de una persona muy importante, los primeros doce meses son los peores, porque pasás la primera navidad, el primer cumpleaños, etc., sin él o ella. Si uno se queda en esa etapa, de alguna manera, uno se está muriendo con esa persona, pero es un tiempo, después tenemos que volver a vivir”.

Duelos de distanciamiento

“Lo ideal es tener una conversación y comunicar qué es lo que pasó. Hay casos donde no se puede hacer eso, y ahí el duelo se hace muy difícil, porque cuesta dar un cierre cuando no se puede encontrar una causa. Se vienen mucho los ‘¿por qué?’” señaló.

En relación, agregó: “A veces, también sirve perdonar, aunque quizás en muchas situaciones sea injusto, significa soltar la deuda que tenemos con el otro. Sirve también por una cuestión de salud mental propia. En la medida de lo que de uno depende, hay que tratar de estar bien con las personas que son importantes para nosotros, pero, si no se puede, tocará elaborar nuestro bienestar sin esa respuesta”.

La negación

Gabriela indicó que esta etapa a veces nos lleva a cierta apatía emocional, lo cual termina desembocando en la ira. La psicóloga afirmó que es más fácil enojarnos que asumir que estamos tristes, y ahí vienen los reproches, buscar culpables y todo tipo de sentimientos iracundos.

El dolor

“Primero duele desde la desesperación o la impotencia” comenzó diciendo, “después van a primar más lo momentos buenos y las cosas lindas que las personas nos dejaron, porque se duelan los proyectos, lo que imaginábamos que íbamos a vivir junto a ellos. Duelamos el pasado y también el futuro”.

Asimismo, profundizó: “Hay que ser autocomprensivos y no huir del dolor, muchas veces procrastinamos decisiones que sabemos que tenemos que tomar porque no queremos sufrir, pero uno tiene que elegir si va a sacar la curita rápida o lentamente. Autocomprensión no es lo mismo que la auto conmiseración, que es tenerse lástima a uno mismo, aunque eso inevitablemente va a pasar porque es una parte del duelo. Lo que no hay que hacer es quedarse ahí lamiendo nuestras propias heridas”.

“Es fundamental rodearnos de personas en las que podemos confiar, que nos van a acompañar, a las que podés contarles setenta veces lo mismo y te van a escuchar. Es importante hablar porque haciéndolo uno habla elabora” aconsejó.

Duelos laborales o con proyectos

“Por un lado, está lo traumático de quedarse sin eso que era seguro y que creíamos que era a largo plazo. Acá es importante le etapa de la negociación para ver cómo revertir esa situación aceptando lo que uno perdió y dando lugar al malestar físico y emocional. Uno a veces tiene que ser práctico y rever opciones: ¿qué hago con lo que tengo?, ¿qué puedo hacer hoy o mañana?, ¿cuál es el siguiente paso que tengo que dar?”.

“Es importante volver a vivir, porque cuando algo o alguien muere o se va, una parte nuestra también lo hace. Uno nunca vuelve a ser el mismo” finalizó.