Libertad Digital
La Subsecretaría de Ambiente y Biodiversidad realizó una serie de talleres participativos destinados al diseño del Plan de Conservación del Tatú Carreta y el Pecarí Quimilero, especies reconocidas como monumentos naturales provinciales. De esta manera el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Territorial Sostenible colabora con el Proyecto Quimilero y el Proyecto Tatú Carreta del Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA).
El objetivo principal de estos talleres, horizontales y participativos, es brindar a las poblaciones locales, indígenas y criollas, la oportunidad de dar su percepción acerca de los desafíos que enfrentan en la conservación de estas especies y proponer soluciones. “Es importante establecer una articulación con las comunidades locales, ya que son ellas quienes aportan información valiosa sobre la realidad del territorio”, expresó el subsecretario de Ambiente y Biodiversidad Tomás Camarasa.
La primera serie de encuentros se desarrollaron el 3, 4 y 5 de agosto en distintos parajes de El Impenetrable Chaqueño, donde se presume la presencia de estas especies. “Los resultados y datos recopilados en estos talleres serán sistematizados y trabajados junto a especialistas para dar forma a políticas públicas de conservación que tengan en cuenta las necesidades y perspectivas de las poblaciones locales”, remarcó el funcionario provincial.
Estas iniciativas se enmarcan dentro del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que reconoce y respeta las aspiraciones de los pueblos indígenas de asumir el control de sus instituciones, formas de vida, desarrollo económico, así como mantener y fortalecer sus identidades, lenguas y religiones. También se destaca la particular contribución de los pueblos indígenas a la diversidad cultural, a la armonía social y ecológica de la humanidad, y a la cooperación y comprensión internacional.
“Las jornadas se llevaron a cabo junto a personas que habitan en los alrededores del Parque Natural Provincial Fuerte Esperanza, el Parque Natural Provincial Loro Hablador y en las localidades de Comandancia Frías y Pompeya”, finalizó Camarasa.
Los talleres contaron con la participación, además del subsecretario de Ambiente y Biodiversidad Tomás Camarasa, de la directora del proyecto Quimilero Micaela Camino, como así también biólogos, guardaparques especializados y pobladores locales de comunidades indígenas y campesinas. En el Parque Provincial Fuerte Esperanza acompañó la intendenta de la localidad, Inés Ortega, y en el Parque Provincial Loro Hablador, representó al Parque Nacional Copo el intendente Guillermo Carignano.
Protección y recuperación
El Tatú Carreta (Priodontes maximus) y el Pecarí Quimilero (Catagonus wagneri) están protegidos por la Ley N° 882-R de Monumentos Naturales Provinciales, en un esfuerzo por asegurar su protección y promover la recuperación de estas especies que se encuentran amenazadas o en peligro de extinción.
Proyecto Quimilero: Conservando la esencia del Chaco Seco
El proyecto Quimilero, ideado y liderado por Micaela Camino, bióloga e investigadora del CONICET en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL, CONICET – UNNE), se creó en 2015 con el objetivo de investigar y conservar al quimilero, otras especies y su hábitat en la provincia, trabajando con una visión integradora donde los pobladores locales tienen un rol en la conservación con inclusión social, el respeto de las diversas culturas y para el desarrollo sustentable de la región.
El quimilero, endémico del Chaco Seco, forma parte del grupo de mamíferos ungulados. Es el pecarí más grande entre los tres existentes en la región, junto con el pecarí de collar y el pecarí labiado. Puede alcanzar más de un metro de longitud y llegar a pesar hasta 40 kilos en su etapa adulta. Además abarca diversas dimensiones de trabajo, que van desde investigaciones y monitoreo de la fauna hasta el intercambio de conocimientos entre la comunidad científica y las poblaciones locales, además del fortalecimiento de capacidades locales.
“La participación activa de las comunidades del Chaco es clave para proteger esta especie y su singular camino evolutivo, estas comunidades son parte de pueblos originarios y familias criollas y otorgan un gran valor cultural al quimilero”, explicó el subsecretario.
Proyecto Tatú Carreta: una especie emblemática
El proyecto Tatú Carreta, iniciado en 2017 en colaboración con el Projeto Tatu Canastra de Brasil, tiene como objetivo el estudio y conservación del tatú carreta en su distribución más austral, en la región chaqueña, donde su ecología y estado de conservación son poco conocidos.
El proyecto es impulsado por el Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA), una asociación civil sin fines de lucro, creada el 30 de abril de 2005. Persigue el objetivo de generar conocimiento científico sobre la ecología, la conservación y el manejo de la biodiversidad.
“El tatú carreta requiere de bosque chaqueño en buen estado de conservación. Además, construye numerosas y amplias madrigueras, mucho más grandes que las de cualquier otro armadillo, utilizadas como refugio durante el día y para obtener alimento. Estas madrigueras también ofrecen protección contra depredadores y temperaturas extremas, y sirven como fuente de alimento para otras especies”, finalizó Tomás Camarasa.
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