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Bicho de Radio
“Nosotros ya funcionábamos desde los años 70 en ese terreno. Todo lo que está construido allí lo hicimos nosotros, a pulmón, con recursos que conseguimos vendiendo cartón, huesos, aluminio. En 1989 la Municipalidad finalmente nos otorgó una resolución de donación, aunque nunca se concretó la titularidad”, explicó Binder.
El predio, ubicado a orillas del río Negro, fue testigo de numerosas actividades con niños, jóvenes y vecinos. Desde su origen, la comunidad baquiana construyó salones, baños, una biblioteca y desarrolló acciones formativas vinculadas al escultismo, ya que el movimiento nace como una rama del Boy Scout.
“Se trabajó siempre desde el altruismo, sin ayuda económica del Estado. Incluso hicimos un convenio con el intendente de ese momento para ceder parte del lugar al comedor comunitario. Nunca tuvimos problemas, porque sabíamos que era un bien social”, señaló.
Desconocimiento institucional y conflicto judicial
La situación cambió en 2020 con la asunción de una nueva gestión municipal. Según Binder, al revisar los registros catastrales, se determinó que el terreno figuraba como espacio público, y comenzó el intento de desalojo. El movimiento respondió legalmente, presentó la resolución de 1989 y su personería jurídica ante el Concejo, que ratificó la validez del documento.
“El Ejecutivo municipal presentó un amparo, pero el juez le respondió que no había violación de derechos constitucionales, que era un tema que debían resolver entre el Ejecutivo y el Legislativo”, explicó.
Pese a ello, recientemente el Concejo sancionó una nueva ordenanza —según Binder, sin convocatoria ni notificación al Movimiento— con la intención de construir una plazoleta en el mismo predio, lo que derivó en una demanda formal de desalojo.
“Nos enteramos por la notificación. Nadie nos avisó ni nos convocaron. Ya presentamos respuesta legal. Mañana tenemos una reunión con el Concejo para ver si se puede revertir esta situación”, afirmó.
El respaldo vecinal y la continuidad de las actividades
La comunidad de Puerto Tirol, según Binder, respalda ampliamente la permanencia del movimiento. “Estamos juntando firmas. Todos los vecinos están en contra de esta actitud del Ejecutivo”, dijo, y añadió que las actividades siguen su curso habitual mientras la justicia no dictamine lo contrario.
“Este viernes hacemos un campamento con chicos de otras comunidades, y también vamos a contarles lo que nos está pasando. Nuestro objetivo es formar a los jóvenes, sacarlos de la calle, del celular, y darles herramientas desde una perspectiva integral”, remarcó.
Finalmente, Binder se mostró esperanzado en alcanzar una resolución pacífica. “No es un tema político. El Movimiento Baquiano está al margen de eso. Queremos que se valore nuestro trabajo. Ojalá lleguemos a buen puerto”, concluyó.
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