“La sentencia de muerte al CONICET ya está firmada”: dura advertencia sobre el ajuste al sistema científico

 “El gobierno decretó la sentencia de muerte del CONICET”, sostuvo firmemente la socióloga e investigadora Marina Stein. La científica chaqueña expuso con crudeza el impacto de las medidas impulsadas por la gestión de Javier Milei sobre el sistema de ciencia y técnica en la Argentina. “Dicen que agradezcamos que no lo cerraron, pero lo que hicieron fue desprestigiar a los investigadores, como si no produjéramos nada. Nos llaman ñoquis, como hicieron con los médicos del Garrahan”, apuntó Stein.

El alerta de la especialista llegó luego de que se difundiera un proyecto de reforma elaborado por la Fundación Libertad y Progreso, afín al oficialismo, que propone directamente eliminar la Carrera del Investigador Científico. En su lugar, se plantea un sistema de contratos cortos, atados a criterios políticos y de mercado, lo que, según Stein, atenta contra la estabilidad, la autonomía y la continuidad de los proyectos científicos.

Ajuste, despidos y paralización total

Según relató Stein, desde que asumió el gobierno de Miilei, ya fueron despedidos 1.500 trabajadores en el CONICET, muchos de ellos con más de 20 años de trayectoria. “Han dejado centros de investigación sin personal administrativo. Los investigadores ahora también tienen que encargarse de esas tareas”, explicó.

Además, se frenaron 850 ingresos a la carrera de investigador, pese a que esas postulaciones ya habían sido evaluadas y aprobadas. También están paralizadas las convocatorias a nuevos ingresos, promociones y becas, lo que afecta directamente a jóvenes profesionales que veían en la ciencia una posibilidad de desarrollo. “Se están yendo del país o están trabajando en otra cosa”, lamentó.

Como si fuera poco, el Gobierno subejecutó el presupuesto asignado al CONICET por ley, entregando apenas un 30% de los fondos estipulados para 2024. “Esto no es solo un ajuste, es un vaciamiento deliberado”, denunció.

“Nadie va a investigar las mareas del Atlántico Sur por interés privado”

Uno de los cambios más graves que contempla la reforma es la supuesta “modernización” del sistema, que obligaría a los científicos a trabajar únicamente en proyectos financiados por privados. Para Stein, esta idea es directamente inviable.

“¿Qué empresa va a financiar una investigación sobre las fluctuaciones de las mareas en el Atlántico Sur o en la Antártida? Son datos esenciales para la pesca y el ambiente, pero no generan ganancias inmediatas”, ejemplificó. Desde su especialidad, también lo ve con claridad: “Yo investigo virus transmitidos por mosquitos. Esos datos no le interesan a un privado, pero sí a los organismos de salud pública que deben diseñar políticas sanitarias”.

Un sistema en riesgo

Stein recordó que el sistema científico argentino no se reduce al CONICET, sino que incluye organismos como el INTA, el INTI, el Servicio Meteorológico Nacional, el Instituto Geográfico Nacional y muchas universidades. “En total, hay 58.000 personas que trabajan en ciencia y técnica. El capital humano es lo más valioso que tenemos, y lo están desmantelando”, afirmó.

Sobre el caso puntual del INTA, contó que se intimó a 400 trabajadores para que acepten retiros voluntarios, lo que, a su entender, forma parte de una política sistemática para debilitar la capacidad del Estado en áreas estratégicas.

“La ciencia no puede depender de las reglas del mercado. Si no tenemos soberanía en ciencia y tecnología, quedamos condenados a la dependencia”, concluyó.

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