Libertad Digital
La fuga terminó en una vereda de Lanús Este. Ahí, entre comercios y edificios viejos, Micaela “Cachorra” Vargas (29), señalada por operar bajo la modalidad de “viuda negra”, fue reducida por efectivos de la DDI Quilmes tras más de un año y medio de búsqueda. La mujer, que se había camuflado en el barrio y hasta mantenía una nueva relación sentimental, quedó detenida para enfrentar la causa por el homicidio de José David Silva, ocurrido el 5 de junio de 2024 en un departamento del barrio porteño de San Cristóbal.
La captura se concretó el miércoles por la tarde en el cruce de la avenida 9 de Julio, entre Pergamino y Luján, donde los detectives la interceptaron cuando caminaba junto a su nuevo novio. La escena sorprendió al joven, que no entendía por qué un grupo de policías encapuchados reducía a su pareja contra el piso. Vargas quedó inmediatamente a disposición del juez Martín Yadarola, del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°4.
Un caso con ramificaciones chaqueñas
Su caída cierra un capítulo que en Chaco ya tenía un antecedente clave: el 3 de octubre pasado, en Resistencia, fue detenido su presunto cómplice, Leandro Damián Díaz (35), durante un control policial. Díaz, que había abandonado un domicilio en Formosa y vivía en situación de calle, tenía pedido de captura desde 2024 y quedó preso tras ser identificado por cámaras y análisis telefónicos como parte del plan criminal.
Su procesamiento con prisión preventiva ya fue dictado por el mismo juzgado porteño, que lo acusa por homicidio agravado por ensañamiento, alevosía y con el fin de consumar un robo. El fallo destacó “la ventaja física, la actuación en conjunto y el estado de absoluta indefensión en que quedó la víctima”.
El crimen: siete puñaladas y una escena alterada
Silva, de 61 años, era empleado de un consorcio. Había comenzado una relación con “Cachorra”, sin saber que ella continuaba vinculada sentimentalmente con Díaz. De acuerdo con la investigación, el día del crimen la mujer llegó al departamento acompañada de su cómplice. Silva les abrió la puerta sin sospechar nada.
El ataque ocurrió en el reducido baño del departamento. Allí recibió siete puñaladas en el cuello y rostro. La séptima, según la autopsia, fue mortal: le seccionó la arteria carótida y la vena yugular. Tras matarlo, los agresores se llevaron el celular, la billetera y $165.000 que la víctima había retirado para arreglar su auto.
El cuerpo fue hallado horas después por vecinos alertados por una pérdida de agua. En la escena, los policías encontraron el bidet abierto y obstruido con toallas, una maniobra destinada a alterar la evidencia. El cuchillo quedó al lado de las manos de la víctima.
Cómo los atraparon
La causa se reconstruyó con cámaras de seguridad, testimonios de vecinos y un exhaustivo seguimiento de comunicaciones. Una vecina recordó haber visto a Silva con una joven y un hombre robusto el día previo. Los registros de los teléfonos de Vargas y Díaz mostraron movimientos coincidentes con el de la víctima y comunicaciones cruzadas antes y después del asesinato.
Los investigadores determinaron que ambos se dedicaban a cometer robos mediante el engaño a hombres que iniciaban vínculos sentimentales con la mujer. La modalidad encajaba: seducción, confianza, ingreso al domicilio y ataque sorpresa.
Con la captura de Vargas en el Conurbano y el arresto previo de Díaz en Chaco, los dos principales sospechosos del homicidio de Silva ya están detenidos. El juez Yadarola deberá ahora resolver la situación procesal de la mujer, quien estuvo 546 días prófuga.
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