Libertad Digital
El 10 de diciembre de 1983, hace exactamente 35 años, el Día Internacional de los Derechos Humanos, Raúl Ricardo Alfonsín se dirigía a todos los argentinos como el nuevo presidente de la República, luego de siete años de dictadura. El sistema se normalizaba y la Constitución Nacional volvía a primar.
Sin dudas había comenzado una nueva etapa, con la vuelta a las urnas, en la que, no solo teníamos presidente, sino también recuperábamos el sistema legislativo y judicial, con lo que, el equilibrio entre poderes volvía a ser protagonista de nuestros días.
También es momento de repasar qué sucesos históricos acontecieron durante estos años, tres décadas y media caracterizadas por la conquista de derechos civiles y políticos, pero también por altibajos en la economía, acompañados de grandes crisis.
En lo que refiere a derechos, los argentinos dimos cátedra a nivel mundial de cómo juzgar a genocidas, siendo el primer país en llevar adelante un juicio a militares a través de un tribunal civil, desencadenando el tan famoso “Nunca más”. Los derechos humanos fueron el principal punto en la agenda del presidente Alfonsín puesto que, su primer deber era el de ordenar la casa, para todos los tiempos.
La legislatura de ese entonces, también marcaba en la historia un nuevo comienzo, abriéndole las puertas a la igualdad y la equidad de las mujeres, brindándoles, en lo político, el cupo femenino. A partir del mismo, se trabajaron temáticas que nos preocupaban a todos y fue así que se consiguió el divorcio vincular, la pensión a la cónyuge divorciada, la igualdad de los hijos extramatrimoniales, el derecho de la mujer a seguir usando el apellido de soltera luego de casada y la pensión de la concubina y concubino, entre otros. Fueron tan profundos los cambios que, inclusive, en 1994 se lleva adelante la última modificación de nuestra Carta Magna, recortando los períodos presidenciales de 6 a 4 años, incorporando la posibilidad de reelección, los derechos de tercera y cuarta generación que tratan acerca de la autodeterminación de los pueblos y garantizan el desarrollo de las personas en ambientes apropiados.
Los noventa llegaron con un sistema neoliberal bajo el brazo, disfrazado dentro del siempre mimetizado peronismo, resultando en las ventas de YPF, Aerolíneas Argentinas, los ferrocarriles, el agua, la energía, las telecomunicaciones, etc. Con estas acciones se entregaba no solo parte del patrimonio de todos los argentinos sino también empresas símbolos de nuestra soberanía nacional, y como lo que fácil viene, fácil se va, el cambio de siglo llegó con una profunda crisis social, económica y política. Aquello que había logrado Alfonsín en el 83 parecía desvanecerse al grito de: “Que se vayan todos”.
El país volvía a ponerse en jaque y a lo largo de once días, la República Argentina tuvo 5 presidentes. Cuando se normalizó la situación, el país volvía a ponerse de pie, pero… nuevamente los intereses personales sobresalían por sobre los colectivos, siendo, esta vez, gobernados durante doce años por una clase política que nos hacía creer que vivíamos en Suiza o que teníamos los indicadores sociales de Alemania, mientras cientos de hechos de corrupción se extendían, y se extienden, a ex presidentes, gobernadores, intendentes y funcionarios designados por éstos, legisladores, tanto nacionales, provinciales o municipales sumado a fiscales y jueces cómplices.
Es hora de mirar hacia adelante y replantearnos si realmente vivimos en la República que Alfonsín deseaba legarnos, si las instituciones democráticas funcionan de la manera en la que deberían y si los ciudadanos todavía guardamos respeto hacia ellas. Y si no es así, llegó el momento de dejar de ver a los costados y empezar a ser protagonistas activos, convencidos de que tenemos la posibilidad de expresarnos a través del voto.
El próximo año es crítico, ya que volvemos a tener ese poder, aquel que tanto buscan los candidatos. Está en nosotros los ciudadanos, seamos políticos o no, el generar los deseos, compromisos y responsabilidades para lograr una sociedad mejor. Ojalá que el 2019 nos encuentre en esta tarea, para poder decir, con honestidad y orgullo, que hemos aprendido las lecciones de treinta y cinco años de democracia.
Por María Teresa Celada, concejal de Resistencia por la UCR
Columnista: María Teresa Celada
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