Hábito, culpa y futuro: las claves que diferencian disciplina de obsesión

Betjan comenzó cuestionando la idea —profundamente instalada culturalmente— de que “hay que poder con todo”. “No siempre se puede todo, no siempre debemos todo y no siempre tenemos que estar en todo”, remarcó. Para la profesional, la noción de sacrificio extremo está romantizada: “Llegamos a creer que dormir poco, estar agotados o sostener rutinas imposibles nos hace más valiosos”. Pero lo que no se visibiliza, advirtió, son “los efectos secundarios a largo plazo”.

Disciplina flexible vs. obsesión basada en la culpa

La psicóloga planteó una distinción central: la disciplina permite flexibilidad; la obsesión, en cambio, está guiada por la culpa y la angustia.

“Si tengo disciplina y hoy no puedo ir al gimnasio, mañana retomo. No pasa nada. La obsesión hace que, aun sin tiempo, sin energía o sin ganas, sienta que no puedo faltar”, explicó. Según Betjan, la obsesión es rígida, funciona como un mandato y muchas veces se orienta más a “evitar culpa que a disfrutar o perseguir objetivos reales”.

Fin de año, indicó, es una excelente oportunidad para evaluar estas diferencias: “En esta etapa es normal no poder con todo. La disciplina saludable permite ajustar, aflojar, acomodar. La obsesión no”.

Los riesgos de la rigidez

Betjan señaló que sostener hábitos de forma estricta, sin atender las necesidades del cuerpo o el contexto, puede generar un efecto contrario al deseado.

“Si insistimos en cumplir con cada rutina a pesar del cansancio, del estrés o de la falta de tiempo, nuestro cuerpo lo paga. Capaz sería mucho más saludable descansar una semana que forzarnos desde la culpa”, dijo. Y advirtió que este tipo de rigidez se ve también en tareas cotidianas, como la limpieza del hogar: “Hay personas que limpian aunque la casa ya esté limpia, porque el día ‘indica’ que deben hacerlo. Ese pensamiento rígido es un indicador claro de obsesión”.

Cómo sostener hábitos sin caer en extremos

Betjan ofreció una clave: pensar en la “persona del futuro”. “La disciplina no se trata de la satisfacción inmediata, sino del bienestar a largo plazo. ¿Qué me agradecería la Gaby de dentro de diez años?”, propuso.

También explicó que abandonar hábitos por no obtener resultados rápidos es común, y dio un consejo práctico: “Los hábitos se construyen en aproximadamente 40 días. Lo importante es sostenerlos lo suficiente para que se vuelvan parte de la rutina”.

Una estrategia útil, sugirió, es la técnica del embudo: definir cómo queremos estar dentro de varios años e ir desglosando esa visión en metas para 7, 5, 3, 1 año; luego para seis meses, tres meses, un mes, una semana y finalmente para el día de hoy. “Si no definimos el cómo, son solo sueños. Con un plan, se convierten en proyectos”, afirmó.

Evitar la trampa del “todo o nada”

En tiempos de balances y propósitos de Año Nuevo, Betjan recordó que “lo que no se hizo en todo el año no podemos pretender hacerlo en un mes”. Y enfatizó en que los cambios sostenidos comienzan con pasos pequeños. “No es realista ni saludable cambiar 180 grados de un día para el otro. Pequeñas decisiones generan grandes hábitos”.

Incluso al hablar de alimentación, uno de los ejemplos más comunes, la psicóloga insistió en la flexibilidad: “Si se viene una fiesta, comé lo que te gusta. La rigidez absoluta después genera rechazo y rebote”.

¿Y si no tengo disciplina ni obsesión?

Betjan señaló que hay personas espontáneas o poco estructuradas, y que eso no es un problema en sí mismo. Solo invita a prestar atención cuando esa falta de rumbo hace que “cualquier viento nos lleve a cualquier lado”. Es ahí donde conviene definir hacia dónde queremos ir, para no quedar a merced de las circunstancias.

Un cierre de año más amable

Para Betjan, la clave está en elegir, no en obligarse. “La disciplina es elección, motivación y bienestar a largo plazo. La obsesión es culpa, angustia y rigidez. Fin de año debería ser un momento para revisar, ajustar, descansar y proyectar, no para castigarnos”.

Quienes quieran contactar a la profesional pueden encontrarla en redes sociales como Psicóloga Gabriela Betjan o por WhatsApp al 3625-185619.