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Desde Asunción, Bogado habló entre anécdotas y carcajadas de las diferencias y similitudes entre la gastronomía popular de ambos países. “El paraguayo es el ser más carnívoro que existe. El 1º de mayo se come asado, y si hay que empeñar el coche para comprar la carne, se empeña”, afirmó.
El locro, ese hermano lejano
El chef explicó que si bien en Paraguay también se come locro, no es una comida típica de fechas patrias. “Se come más en época fresca, y los lunes, que son días de ‘platos de cuchara’. El más popular es el que se hace con pata de vaca y osobuco, como un puchero con hueso. Pero acá nunca hace frío, así que tampoco es tan común”.
Contó que la receta paraguaya, influenciada por la historia, es menos cargada que la argentina. “El locro ‘caraí’, que se comía antes de la Guerra Grande, era parecido al cocido madrileño. Hoy quedó como una comida de subsistencia: cortes con grasa, algo de verdura, zapallo, zanahoria, locote y cebolla. Pero sí, se come. No es típico, pero me encantaría hacer una ‘ruta del locro argentino’. Probar todos”, dijo entusiasmado.
La ceremonia del asado
Para Bogado, el asado es más que una comida: “Es una ceremonia. Si vas a tirar una costilla o un vacío, le das dos o tres horitas de parrilla. Nada de hacerlo rápido. Es el momento de hablar, tomar tereré, compartir con amigos”.
Sobre los cortes preferidos, detalló: “Se come mucho costilla y vacío, y se calcula un kilo de carne por persona si tiene hueso, más las ensaladas. Pero la mandioca no se discute, tiene que estar sí o sí en la mesa”.
Lo dulce, sin apuro
Al hablar de postres, Bogado fue directo: “Por tradición, el paraguayo no come postre después de la comida. Pero hay clásicos que no fallan: el budín de pan con azúcar quemada, una crema parecida a la pastelera con caramelo, y maní con miel negra, que es una bomba. Eso sí, son súper calóricos”.
Entre el frío y el tereré
Aunque la temperatura baja a 20 grados ya es motivo para abrigarse en Paraguay, el tereré nunca falta. “Se regula el hielo nomás. Yo ahora estoy tomando con la mitad de un hielo porque hace frío”, relató entre risas. El mate también se toma, pero según él, sólo en casos extremos: “Tiene que hacer cuatro grados. Es muy caliente y amargo. Yo aprendí a tomarlo con mis abuelos. Pero si no, aguantamos con tereré todo el día”.
Mirá la entrevista completa.
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