Mujeres en la técnica audiovisual: la experiencia de Ángeles y Soledad en el Instituto Nuestra Voz

“Es un rol súper importante para mí, lo llevo desde la secundaria. Aunque no se ve tanto a mujeres en la parte técnica de la operación, siempre me atrajo y hoy estoy feliz de poder ocupar este lugar”, expresó Ángeles.

Las estudiantes forman parte de Beta Producciones, la productora surgida de una propuesta académica que les permitió explorar distintos roles dentro de la comunicación audiovisual. “La idea era ir cambiando roles, no quedarse en lo cómodo. Yo, por ejemplo, siempre preferí cámara, pero este desafío me llevó a probar cosas nuevas. Eso me encantó”, contó.

El trabajo en equipo y la contención docente son, según ellas, claves en su formación. “En lo técnico, algo siempre puede fallar. Lo bueno es que en el instituto te dicen: ‘equivocate acá, mientras estás estudiando’. Porque afuera te puede costar el trabajo. Acá tenemos el apoyo de los profesores, que siempre están detrás nuestro”, resaltó Soledad.

Soledad recordó con humor uno de sus primeros errores en un evento: “Me tocó la parte de sonido y me encontré con la consola llena de botones. Tenía miedo de romper algo caro. Me equivoqué y tuve mi primer acople, del cual estoy orgullosa porque aprendí. Entendí que no era el fin del mundo”.

Ambas remarcan la importancia de abrir espacios para más mujeres en la técnica: “Son pocas las operadoras, pero el instituto demuestra que las puertas están abiertas para todos. No sé si estamos haciendo historia, pero sí queremos demostrar que se puede”.

En lo cotidiano, Ángeles y Soledad también celebran la amistad que construyeron durante la cursada. “Nos complementamos mucho. En lo que una es más estructurada, la otra lo compensa con espontaneidad. Eso nos ayudó a crecer juntas”, señalaron.

Con la energía puesta en nuevas producciones y la convicción de que la pasión mueve su formación, Ángeles y Soledad destacan el valor de una institución que impulsa a sus estudiantes a experimentar, equivocarse y aprender sin miedo. “Te dan ganas de estar todo el día en el instituto. El ambiente, el apoyo y la confianza hacen que quieras dar siempre un poco más”, concluyeron.

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